domingo, 13 de mayo de 2018

Tu silencio

Es fácil entrar. Te has puesto las zapatillas nuevas, compradas en un bazar en Valencia. Llevas el pelo recogido y unos guantes finos. Eliges el acceso del lado oeste, donde no se encuentran casas y donde en días soleados al atardecer las plantas y árboles absorben ese color amarillo que te encanta. Saltas la valla sin hacer ruido. Respiras tranquilamente. Conoces muy bien el camino, tantos años perdiéndote en el jardín botánico te han unido mucho a él. La oscuridad no te impide encontrar la casa. La ausencia de viento provoca un silencio extraño y estremecedor; sientes que todo lo que tiene vida en el jardín mantiene la respiración y te está contemplando. Oyes los latidos de tu corazón. No te lo puedes creer, hoy serás libre.


De pequeña pasabas días enteros en el jardín. Tu madre trabajaba hasta tarde como administradora y era como vuestro segundo hogar. En el jardín hacías los deberes, dormías la siesta y merendabas. Dabas nombres a los conejos, los sapos y las ardillas. Abrazabas a los árboles y les pedías consejo. Hablabas con el enorme ficus que, después de leer los libros de Winnetou, apodaste 'El Apache'; sentías su silencio como la sabiduría de los ancianos indios. En primavera dabas la bienvenida a las flores que te cantaban sus canciones coquetas y seductoras. En otoño acariciabas las hojas caídas. En el jardín te reunías con tus primos y unos pocos amigos. También te encontrabas con Josep, el hombre de las manos grandes. Jugabas con él al escondite, al fútbol y te enseñó tai chi. Aunque eras muy pequeña, te tocaba y te pedía que le tocases. Recuerdas perfectamente lo que pasó en cada rincón del jardín. El hombre de las manos grandes era el primer hombre que te deseaba, y le dejabas. Aún no tenías aspecto de mujer, pero él te deseaba.  


Por la ventana la ves, está mirando su móvil. Seguramente jugando solitario u otro juego estúpido. Se ha hecho mayor desde la última vez que la viste. La luz de la pantalla pone al descubierto las profundas arrugas de su cara. Tiene un aspecto vacío y de cansancio. Tu madre nunca te pareció una mujer atractiva y siempre te has alegrado de parecerte a tu padre, aunque nunca llegaras a conocerlo. Tu madre era una persona apagada, plana, sin intereses especiales; no recuerdas si tuvo algún amante. Te pones el chubasquero verde.


La navaja, comprada en otro chino, se estrena en la carne vieja y fatigada de tu madre. El primer corte es en el cuello, exactamente como aprendiste en las páginas web que visitaste desde el locutorio. Durante tus estudios te enseñaron como curar, no como acabar con una vida. Te pusiste detrás de ella para que te no salpicara la cara. Te ha salido mejor de lo que esperabas. Con la mano izquierda sujetas su cabeza hacía atrás, y lentamente sientes la resistencia desapareciendo del cuerpo que hace más de treinta años te dio la vida. Ahora tienes que hacer un corte profundo en el epigastrio y llegar a la aorta. Te cuesta, el cuerpo, ya con apenas vida, está muy blando y la punta de la navaja no entra fácilmente. Te sorprende el olor que desprende el cadáver, mezcla de metal y sudor. Por un momento te pasa por la cabeza certificar su muerte. Deformación profesional, piensas. Te sale una sonrisa. Que enorme te sientes. Te relajas y te das cuenta de que estabas apretando los muslos, provocándote una sensación de excitación prohibida.


Te quitas el chubasquero y lo guardas igual que la navaja en bolsas separadas. Ha vuelto el viento. Las hojas nerviosas y alborotadas, te susurran. El Apache, sereno y grandioso, parece por un momento inclinar su tronco con aprobación hacía tí. Saltas la valla y, antes de subir al coche, te quitas las zapatillas y las metes en otra bolsa. Hoy no deberás coger la autopista ni echar gasolina. Te quedan unos cien kilómetros. En el recorrido, a través de varios pueblos, te deshaces de las zapatillas, la navaja, los guantes y el chubasquero en diferentes contenedores de basura. Cuando llegues a tu casa nadie se habrá enterado de tu salida. Esta mañana tu compañero de planta te dio la baja por una gastroenteritis. Tu teléfono no se movió de casa. A tu lado, en el asiento del copiloto, está el pequeño cuaderno negro de tu madre. En cada página pone con detalle lo que Josep le pagó durante todos aquellos años. Suena ‘El séptimo vicio’ en Radio 3. Apagas la radio, este viaje lo harás en silencio.

https://www.jardinalbarda.com/tu-silencio-max-meertens/

3 comentarios:

  1. Este relato fue presentado en el primer taller y certamen de relato corto de Taller Paréntesis Denía y el Jardin de L'Albarda.

    He aquí mi propio análisis:

    ANÁLISIS RELATO: TU SILENCIO

    El narrador: En segunda persona para acercarnos más a la protagonista, y al mismo tiempo poder usar una posición de observador. También para ver como sería escribir en segunda persona.

    Personajes:
    La protagonista que toma la justicia por sus propias manos. Una mujer aparentemente solitaria que nunca parece haber recibido cariño de su madre. Abusaron de ella y su madre lo permitió. Es una mujer con formación académica que no es capaz de resolver el dolor y el daño de otra forma. La pregunta es si ahora sí lo va a conseguir.

    El jardín participa como el mundo mágico e inocente de la niña (el mundo Disney) y al mismo tiempo es testigo de los abusos. Luego se convierte en cómplice pasivo de un asesinato, es el lado oscuro que todos tenemos dentro (y que nunca hemos aprendido a reconocer)

    La madre realmente representa a nuestra sociedad pasiva y pasote que permite excesos y abusos e incluso se beneficia de ellos.

    Tiempo: anacrónico con analepsia en el segundo párafo.

    Tema: El tema principal sería el dolor y qué hacer con él. ¿Soy capaz de matar? De algún modo el relato sugiere que la frustración, el dolor y la impotencia en nuestra sociedad podrían llevar a una respuesta violenta y revolucionaria. En los últimos meses hemos visto una ola de revelaciones de acoso y abuso de mujeres en todo el mundo. Hemos visto las reacciones al proceso de la Manada. Lo que me llama la atención es que apenas hay o oímos noticias de mujeres abusadas que responden de una manera violenta como la de esta historia.

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  2. Chapeau Max! Me gusta mucho tu relato, su presentación y como lo has escrito. Has subido la tensión y curiosidad del lector progresivamente. Muchos detalles, pero no sobrecargados, ayudan al lector entrar con facilidad en los lugares, igual que imaginar las personas y entender los sentimientos de tu protagonista. A un lado soy lector y al otro me puedo incorporarme en los sucesos. Por supuesto un retrato sobre un tema muy actual... WOW! Muy muy bien hecho. Me alegro por ti. Enhorabuena!!!! Sigue escribiendo. 😘 Petra S.

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  3. Después de leerlo varias veces me siento con la seguridad de escribir mi comentario.

    En cuanto a la temática del relato, considero un acierto el haber tomado este tema que tiene a la sociedad española dividida y a muchos perplejos al ver lo inverosímil que ha sido la justicia frente a los casos de violencia de genero.

    Conceptualmente, está lleno de metáforas sutiles que vienen cargas de fuertes críticas sociales muy interesantes de descubrir una a una, para ellos hay que leerlo varias veces. En cuanto al estilo de escritura, Max logra cautivar al lector con un estilo realista y descriptivo que involucra al lector en el relato hasta hacerlo sentir parte de él. Pienso que esto también se logra gracias al toque personal que le da el autor al relato, donde involucra aspectos personales y profesionales que le dan aun más realismo al relato.

    Para concluir y como opinión personal, creo que Max nos debería regalar más relatos y más realismo mágico. Felicitaciones, tremenda tinta macho!

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